Cuando avisaron en mi Centro de Salesianos Cooperadores que venía don Ángel Fernández Artime, el 10° Rector Mayor de visita, mi corazón saltó y me propuse prepararme. Quería vivirlo, quería verlo, quería sentirlo…. Y así fue, llegamos a la Parroquia Don Rúa muy temprano y ví a MJS (Movimiento Juvenil Salesiano) reunido. Me disponía a sentarme para esperar, cuando escucho unas voces alegres que me llamaban: Malú! Malú, eran tres salesianas Cooperadoras (Karlita, Rosy y Verónica), que me llamaban!
Emocionadas estábamos cuando de repente decían “ya viene ya viene…. en ese momento, una emoción recorrió el lugar cuando dijeron “ahí viene!, ya está entrando” y no era mentira! allí estaba!. Créanme que mis 3 hermanas y yo gritábamos y saltábamos en nuestro lugar.
Quedaron en el olvido los años, las rodillas que truenan, las libras demás y la vergüenza! ahí se gritaba y se decía “Don Ángel! Don Ángel!” y repentinamente, así sin anestesia, solo apareció por el pasillo y comenzó ¿a caminar? nooo! comenzó a abrazar chicas y muchachos, los niños solo se salían de la fila y corrían a sus brazos… Cuando ya había avanzado ¿qué creen? se regresó! Sí! se regresó a abrazar a los jóvenes que hacían valla al otro lado. Grande ese gesto que puso la piel de gallina y llenó los ojos de lágrimas. Grande al ver los ojos de los muchachos (mi hija recibió su abrazo en esa 2ª vuelta)…. y ahora sí, avanzó y mientras caminaba decía “Hola… Hola… que alegres ¿eh? yo también!”. Él trataba de avanzar pero ¿cómo hacerlo si un mar de jóvenes se agolpaba en torno a él?
En medio de ese mar de jóvenes, estábamos las mamás Salesianas Cooperadoras, que despacito y con el corazón lleno de esperanza, queríamos también tener la oportunidad de abrazarle y ¿porque no? tomarnos una foto con él. Y ¿Que creen?! SI SE PUDO! no me pregunten como, pero en ese momento quedó frente a mí, me vio a los ojos y me dijo “Hola amiga!” … cual torpe tartamuda pues le dije “Don Ángel! … una foto don Ángel! y me dijo: “Claro!”… y acá está! la selfie mas inesperada de mi historia!
Miren que posó eh? (¿notan lo alto que es? es muy alto, y yo muy bajita!) en ese momento me dí la vuelta y le dije: ”Don ángel ¿me firma mi PVA?” y me contestó: “claro, ¿eres Cooperadora? Dámelo”. Me preguntó mi nombre y me dedicó mi PVA!
Cuando bajamos al Salón donde sería el encuentro, de forma rápida y sin fanfarria ya estaba Don Ángel en el escenario, quedamos muy cerca, a unos 3 mts, y podíamos verle el rostro, sus gestos, todo!
Nos dirigió un mensaje, que duró 30 minutos aproximadamente, pero –y no les miento-, no puedo decir si fue corto o largo. El tiempo pareció detenerse. Palabras que resuenan y resuenan, gestos impactantes y que no importa cómo, están allí, poniendo ideas en su lugar, re ordenando prioridades, haciendo crecer aún más, el fuego de un amor que llena mi existencia.
¿Era esto lo que sentían quienes escucharon la voz de Don Bosco predicar? ¿Eso sentirían cuando le abrazaba? ¡Es que en verdad se siente como si te conocen y te aprecian!!… Aún se me eriza la piel al pensar que recibí el abrazo de Don Bosco!
Esa noche, no podía dormir de la emoción. ¿Cómo no agradecer a Dios, porque estuve con Don Bosco? Y renovando mi vocación de dedicarme a los jóvenes, sonriendo cerré mis ojos como a las 3 am, pensando que no quería olvidar nada de ese bello 3 de septiembre…