Por Lorena Valenzuela Reyes, SC y Juana María Silva Grimaldo, SC
La Habana, Cuba (agosto 2018). La comunidad cubana del Templo de Santa Ana en La Habana, vivió unas Vacaciones Felices con el carisma salesiano, en el que participaron más de 35 personas, un número bastante significativo en estas tierras; se hicieron presentes niñas, niños, adolescentes y adultos, para recibir talleres de verano, con el tema central, ser mejores amigos, con el fin de llevarlos a descubrir que la amistad es un regalo de Dios, mediante la oración comunitaria, reflexiones, catequesis y los juegos organizados con tinte mexicano.
Cada mañana nos reunimos para evangelizar al grupo de personas y ofrecer una catequesis antes de cada juego o taller que teníamos preparado, algunos de estos pequeños no están bautizados, muy pocos se saben persignar y rezar, así que la mejor manera de atraerlos fue siguiendo la pedagogía salesiana, hacerlos amigos, despertar en ellos las capacidades que tienen y lo mucho que valen como personas, niños extremadamente inquietos, pero con gran nobleza en su corazón y con el deseo de ser felices.
La integración de las personas adultas a las actividades durante esos días le dio mayor significado a esta experiencia, por su interés de aprender y habilitarse en la práctica para ofrecer sus servicios pastorales en la capilla; cuando se sabe que los recursos son escasos, se puso en marcha la utilización de materiales reciclados en las actividades de catequesis y juegos, con el propósito de despertar el sentido y compromiso laical, potencializando la creatividad de las personas que la animan pastoralmente para continuar favoreciendo a más niñas y niños con un encuentro comunitario.
Es interesante, ver en Cuba un sincretismo religioso muy particular que hace contraste con lo que nos pide el Evangelio, aun así, existen personas que desean el bien, la paz, la espiritualidad y otras que con mucha fe en Cristo Jesús y su doctrina, siguen dando muestras de su perseverancia y fidelidad; con esta experiencia reafirmamos el sentido de Iglesia para aportar un granito de arena, con el único propósito de beneficiar a los más pobres y abandonados, con la oportunidad de ser una Iglesia en salida como el Papa Francisco nos invita al ponernos al servicio de los más necesitados,
Con la entronización de la Virgen de Guadalupe en la capilla de la Iglesia de Santa Ana para animar la fe de la comunidad, y a ejemplo de nuestro fundador San Juan Bosco, nos aventuramos con una Ave María a cruzar fronteras; convencidas que, para hacer el bien, solo se necesita como pasaporte, la vocación salesiana y el amor a María que abren puertas, así fue como se dio inicio a estas vacaciones felices al estilo de Don Bosco.